Entrevista con Max Blumenthal: Influencia israelí y traición en la administración Trump: La intervención crucial de Steve Bannon

¿Intentaron la jefa de gabinete y la CIA llevar a Trump a una guerra con Irán?

Las revelaciones sobre el papel de Susie Wiles, jefa de gabinete del presidente Donald Trump, y John Ratcliffe, director de la CIA, dibujan un panorama alarmante de la manipulación de la política exterior estadounidense en favor de Israel.

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Las revelaciones sobre el papel de Susie Wiles, jefa de gabinete del presidente Donald Trump, y John Ratcliffe, director de la CIA, dibujan un panorama alarmante de la manipulación de la política exterior estadounidense en favor de Israel. Ambos trabajaron estrechamente con el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, y el Mossad para empujar a Estados Unidos a un ataque contra Irán, una acción considerada una traición a la doctrina "America First". Sin embargo, en medio de esta conspiración, Steve Bannon, ex jefe de gabinete de Trump, desempeñó un papel decisivo en el intento de evitar una mayor escalada del conflicto.

Susie Wiles: La mano invisible de Netanyahu en la Casa Blanca


Susie Wiles, como jefa de gabinete de la Casa Blanca y una de las personas más poderosas en el entorno de Trump, controlaba el acceso al presidente y determinaba qué información y personas llegaban hasta él. Revelaciones impactantes muestran que Wiles tenía conexiones directas con Benjamin Netanyahu. En 2020, cuando Netanyahu temía perder el poder en Israel, Wiles fue enviada para apoyar su campaña electoral. Organizó mítines al estilo de los eventos de Trump para aumentar la popularidad de Netanyahu. Esta colaboración plantea serias dudas sobre su lealtad, especialmente porque, como jefa de gabinete, se aseguró de aislar a Trump de voces críticas como la de Tulsi Gabbard. Durante una reunión crucial en Camp David el 8 de junio de 2025, Wiles excluyó deliberadamente a los disidentes para garantizar que solo narrativas favorables a Israel llegaran al presidente.

John Ratcliffe: El estenógrafo del Mossad

Paralelamente, John Ratcliffe, director de la CIA, desempeñó un papel problemático. Según información interna, Ratcliffe actuó como un "estenógrafo" del Mossad, absorbiendo sin filtro las narrativas del servicio de inteligencia israelí y de asesores de alto nivel como Ron Dermer, y transmitiéndolas directamente a Trump. Particularmente alarmante son los informes de que Ratcliffe alimentó a Trump con afirmaciones exageradas sobre el programa nuclear iraní, incluida la afirmación infundada de que Irán entregaría una ojiva nuclear a los hutíes yemeníes en una semana. Esta desinformación, reminiscentes de la histeria sobre armas de destrucción masiva antes de la guerra de Irak, llevó a Trump a autorizar un ataque contra Irán, sugiriéndole que un avance nuclear era inminente.

El papel del jefe del CENTCOM y el general favorito de Israel

El general Michael Carrillo, jefe del Comando Central de EE. UU. (CENTCOM), intensificó esta presión. Described en The Telegraph como el "general favorito de Israel", Carrillo viajaba regularmente a Israel para coordinarse con militares locales y adoptar su visión del mundo. Su estrecha relación con Israel aseguró que los intereses del ejército israelí se integraran en la toma de decisiones de la administración Trump. Junto con Wiles y Ratcliffe, Carrillo formó un eje que suministró sistemáticamente a Trump información favorable a Israel, aislándolo de perspectivas alternativas.

La influencia de AIPAC y la cultivación de Ratcliffe


Las conexiones van aún más allá. Informes de una reunión privada de AIPAC en Washington muestran que el nuevo CEO de AIPAC, Elliott Brandt, se jactó de haber "cultivado" a John Ratcliffe desde sus inicios como congresista de bajo perfil. Brandt destacó que AIPAC tiene acceso constante a Ratcliffe para garantizar que los intereses de Israel estén representados en la administración Trump. Esto sugiere una infiltración deliberada en los servicios de inteligencia estadounidenses, con AIPAC actuando como un brazo extendido del servicio de inteligencia israelí. La estrecha relación entre AIPAC, Ratcliffe y Netanyahu demuestra cuán profundamente se ha infiltrado la influencia israelí en la política estadounidense.

Un golpe israelí contra la administración Trump

La combinación del control de Wiles sobre el entorno de Trump, la campaña de desinformación de Ratcliffe y el apoyo militar de Carrillo solo puede describirse como un "golpe israelí" contra la administración Trump. El objetivo era arrastrar a Estados Unidos a una guerra contra Irán que sirviera principalmente a los intereses de Israel. Trump, quien se presentaba como defensor de "America First", fue traicionado por sus asesores más cercanos, quienes introdujeron sistemáticamente desinformación del Mossad y de Netanyahu en la toma de decisiones. El resultado fue un ataque contra Irán el 13 de junio de 2025, que desestabilizó aún más la región.

La intervención crucial de Steve Bannon

En medio de estas intrigas, Steve Bannon, ex jefe de gabinete de Trump y arquitecto intelectual del movimiento "America First", emergió como un actor clave en oposición. Bannon reconoció los peligros de una mayor escalada del conflicto con Irán y se reunió personalmente con el presidente Trump días antes del ataque para disuadirlo de involucrarse en una guerra prolongada. Bannon estaba convencido de que el ataque a Irán era una traición a los principios de "America First" y servía principalmente a los intereses de Netanyahu. Advirtió a Trump sobre las consecuencias a largo plazo de tal conflicto, incluida una debilitación de la posición de Estados Unidos en el escenario mundial y una ruptura del apoyo político interno. Según informes, Bannon argumentó que Israel había solicitado un alto el fuego para salvar su propia posición y que Trump, al atacar, había salvado a Israel de un desastre político sin proteger los intereses estadounidenses.

La ilusión de Trump de un golpe único

A pesar de las advertencias de Bannon, Trump creía que un ataque selectivo contra Irán desescalaría la situación y le otorgaría un triunfo diplomático, tal vez en forma de un Premio Nobel. Sin embargo, esta idea era ingenua. Evaluaciones filtradas del Departamento de Defensa de EE. UU. muestran que la instalación nuclear iraní de Fordow no fue destruida, y que Irán trasladó su uranio altamente enriquecido poco antes del ataque. Esto sugiere que el ataque fue militarmente ineficaz y solo fortaleció la determinación de Irán. Israel ahora presiona por más ataques, y Estados Unidos enfrenta una creciente presión para intervenir nuevamente, un escenario que amenaza con destruir el legado de Trump.

La indignación del movimiento "America First"

Las revelaciones sobre Wiles y Ratcliffe, junto con las críticas contundentes de Bannon, han generado indignación en el movimiento "America First". Bannon acusó públicamente a Trump de traición por ceder a los intereses de Israel, enfatizando que Estados Unidos se vio involucrado en un conflicto que contradice sus intereses nacionales. Otras voces prominentes como Marjorie Taylor Greene y Tucker Carlson critican la excesiva influencia de Israel en la política estadounidense y exigen que organizaciones como AIPAC sean registradas como agentes extranjeros. Esta indignación refleja una creciente frustración por el sacrificio de los intereses estadounidenses en favor de Israel.

La estrategia de supervivencia política de Netanyahu

Para Benjamin Netanyahu, el conflicto con Irán está íntimamente ligado a su supervivencia política. Su coalición de gobierno depende de partidos extremistas como Otzma Yehudit, que exigen una política agresiva contra Irán y los palestinos. Netanyahu utiliza la guerra para posponer sus juicios por corrupción y consolidar su poder. Al movilizar a Estados Unidos contra Irán, asegura no solo apoyo militar, sino también estabilidad política interna. Sin embargo, el costo es alto: Israel sufre daños económicos de miles de millones, una fuga de cerebros y una disminución de la solvencia crediticia, lo que pone en peligro la estabilidad a largo plazo del país.

El papel de los donantes sionistas


Otro factor que influyó en las decisiones de Trump fue la presión financiera de donantes sionistas. En particular, la familia Adelson, que invirtió cientos de millones de dólares en las campañas de Trump, jugó un papel clave. Miriam Adelson, una confidente cercana de Netanyahu, visitó la Casa Blanca más frecuentemente que cualquier otro donante. Estas conexiones financieras hicieron a Trump vulnerable a la presión para priorizar los intereses de Israel, incluso cuando contradecían los principios de "America First".

La indignación global y la lógica desestabilizadora de Israel

La política agresiva de Israel, incluidas las continuas bombardeos en Gaza y el Líbano, ha generado indignación mundial. En particular, los recientes ataques a la infraestructura civil y a periodistas en Gaza han intensificado las críticas internacionales. Movimientos como la solidaridad palestina están ganando impulso, mientras Israel intenta sofocar las críticas mediante la censura y la criminalización de activistas. Sin embargo, la lógica del sionismo, que se basa en fomentar el antisemitismo para promover la inmigración judía a Israel, parece estar fracasando. Israel experimenta actualmente una emigración neta, ya que muchos ciudadanos abandonan el país en lugar de permanecer en el estado cada vez más inestable de Netanyahu.

Un país en una encrucijada

Las revelaciones sobre Susie Wiles, John Ratcliffe y la influencia israelí en la administración Trump muestran cuán profundamente los intereses de un estado extranjero han penetrado en la política estadounidense. El intento desesperado de Steve Bannon de convencer personalmente a Trump de evitar una mayor escalada no logró detener el ataque a Irán, pero destaca las tensiones dentro de la administración. Mientras Trump intentaba ser percibido como un pacificador, fue manipulado por sus asesores más cercanos para librar una guerra que no beneficia a Estados Unidos. Las consecuencias –una región desestabilizada, una reputación internacional debilitada de EE. UU. y una creciente división dentro del movimiento "America First"– podrían dañar irreparablemente el legado de Trump. Para Estados Unidos y sus ciudadanos, surge la pregunta de cómo liberar su política exterior de influencias extranjeras para realmente implementar "America First".

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